El anhelo de ser madre, de criar hijos, verlos crecer y convertirse en padres de entrañables nietos, es un estilo de vida que va quedando en el pasado.
Así lo demuestra la drástica caída en el número de nacimientos registrados en el estado de Chihuahua en lo que va del presente siglo, con una disminución del 54 por ciento en los últimos 24 años.
Cifras de la Secretaría General de Gobierno del Estado, solicitadas por Norte Digital vía transparencia, indican que Chihuahua pasó de registrar 90 mil 504 nacimientos en el año 2000 a 49 mil 548 en 2023.
La disminución de 40 mil 956 registros entre el inicio del milenio y el año 23 del mismo representa una caída superior al 54 por ciento, con una tendencia sostenida a lo largo de ese periodo.
El año 2001 fue el último en que las cifras de natalidad crecieron, al alcanzar los 97 mil 581 nacimientos, más de 9 mil respecto al año anterior, el último del siglo XX.
Desde entonces, la caída ha sido pronunciada. Para 2005, la cifra se había reducido a 78 mil 894, es decir, 11 mil 610 menos que en el 2000.
La tendencia se mantuvo en los años siguientes: 74 mil 936 nacimientos en 2010, 65 mil 350 en 2015, y 48 mil 433 en 2020, el año en que inició la pandemia de Covid-19.
El año 2023 cerró con una ligera alza respecto a 2020, con un total de 49 mil 548 nacimientos, cifra aún lejana, tanto en tiempo como en volumen, respecto a la registrada en los inicios del milenio.
Factores de todos colores y sabores
La caída en la natalidad es un fenómeno mundial que ha sido atribuido a diversos factores, entre ellos, la inestabilidad laboral, los bajos salarios y el alto costo de vida, especialmente en países donde es particularmente difícil adquirir una vivienda o pagar estudios en instituciones privadas.
Especialistas han identificado varios factores determinantes. Entre ellos destacan los empleos precarios y las largas jornadas laborales que enfrentan los jóvenes, lo que complica el proyecto de formar una familia.
El incremento en los costos de crianza y vivienda también ha llevado a muchas parejas a posponer –o incluso renunciar– a la idea de tener hijos.
Además, las mujeres con mayor nivel educativo tienden a tener menos hijos o a retrasar la maternidad, priorizando su desarrollo profesional y personal.
A lo anterior se suma un cambio cultural profundo: la separación entre sexualidad y procreación, así como la aceptación de modelos familiares diversos, ha llevado a que muchas personas opten por no tener descendencia.
Los datos sobre la natalidad correspondientes a 2024 serán publicados por el Inegi en los próximos meses. Resta esperar si la tendencia a la baja continúa o, como ocurrió en 2023, se mantiene un leve repunte respecto a 2020.
