La jueza Sylvia Padilla Chávez no se conformó con dejar libre al violador de una niña de siete años, a sabiendas de que cometió ese horrible acto, sino que, además, le mandó una carta a la víctima en la que le dice, prácticamente, “yo no fui”.
La Doña tiene una copia de esa carta y, después de leerla, no sabemos si llorar o estallar en furia contra esta juzgadora.
La titular del Tribunal Unitario de Enjuiciamiento Penal le envió una misiva a la niña a la que dejó sin justicia, en la cual le dice que sí le cree, pero no al Ministerio Público que integró la carpeta contra su agresor.
A ver si le entendemos: en la carta, le dice un cordial “Hola” y luego se presenta como “la juez que conoció de la situación que nos viniste a contar que te pasó”. OK, aclarado el punto, le agrega que el mensaje es para decirle que es una niña muy fuerte y valiente”.
Asegura que, para ella, es muy importante que haya ido a verla, al igual que su madre y la psicóloga con la que habló, así como de la doctora que la revisó.
“Con todo eso que me dijeron, decidí que estuvo mal lo que te hicieron porque me di cuenta que lastimaron tu cuerpo y eso no es correcto”, continúa la juzgadora.
Hasta ahí, quien no conociera el caso diría que la juez se dispone a torcerle el brazo al agresor sexual y aplicarle la pena más severa que contempla la ley para ese tipo de abominables hechos, pero no.
“…después de escucharte a ti y a todas las personas que declararon, decidí que Ubaldo (el agresor) quedara libre, pero no porque no te crea lo que viniste a contarnos, sino porque los abogados que vinieron a defenderte se equivocaron”.
¡Ah, qué caray con esta juez! O sea que tuvo todos los elementos a la mano, escuchó a la víctima, a las personas que la atendieron y a la madre de ella, y aun así le abrió la puerta a ese ser despreciable que es el agresor.
Según lo expone, la culpa no fue de ella, sino del Ministerio Público, porque fueron ellos quienes pusieron en la demanda que nada más “la tocó”, pero no la violó.
Lo que sigue a continuación no tiene desperdicio: “como juez tengo la obligación de decidir sobre lo que ellos –los agentes del MP– me dicen primero y ellos nunca pusieron que fue una violación, sino me dijeron que fueron solo tocamientos…”.
Y, hasta eso, le dice a la víctima que no es culpa suya.
Luego, le avienta una serie de leguleyadas que poco le sirven a una niña que recién acaba de sufrir una de las peores experiencias por las que puede pasar cualquier persona.
“…por eso es que debo de dejar libre a (Ubaldo), pero no porque no crea que él te hizo daño, sino porque los abogados que te representaron se equivocaron de decirme lo que realmente sucedió desde el principio”.
Afortunadamente, la Primera Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, a cargo del magistrado Jorge Ramírez Alvídrez, ya le enmendó la plana, y de muy mala manera, y le ordenó a esa “comedida” juez que vuelva a hacer el juicio y, ahora sí, enderece la vara de la justicia.
La verdad, el magistrado le puso una severa papalina a la dichosa juzgadora, al señalarle una serie de actos con los que solo demostró su absoluto desconocimiento de la norma.
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¡Órale, dirigencia morenista, les van a echar montón!
Los disidentes que continúan su lucha por tumbar las candidaturas otorgadas en el estado de Chihuahua sin siquiera aplicar encuestas ni consulta alguna a la militancia, han buscado ya la ayuda del “Caza-mapaches”, Gerardo Yamamoto.
Se trata de uno de los personajes ligados al movimiento obradorista que más ha combatido el reparto de candidaturas a “chapulines” en diversos puntos del país, aunque su notoriedad se debe al activismo que tuvo en el Estado de México en las elecciones del 2023.
Ahora, los inconformes morenistas de Chihuahua, que han denunciado ante organismos electorales que sus dirigentes repartieron candidaturas mediante prácticas que representan violaciones a los estatutos del partido, buscan sumarse a las demandas colectivas que promueve Yamamoto.
Según nos informan fuentes cercanísimas a ese movimiento “antiMario Delgado” y todo lo que huela a dirigencia estatal del partido guinda, ya se prepara ese grupo de disidentes para participar en una Reunión Nacional de las Bases Morenistas que se celebrará en Jalapa, Veracruz, en este mismo mes.
Lo que pasa es que los brotes de inconformidad están a la orden del día en los cuatro puntos cardinales del país.
Por todas partes, surgen reclamos de la base morenista porque, o no celebraron asambleas o consultas, o hicieron como que levantaron encuestas.
El hecho es que las candidaturas recayeron en “impresentables” o en verdaderos chapulinazos que hasta hace poco eran enemigos acérrimos del morenismo.
¿Les suena a algo? ¿Algún expanista o exduartista buscando la candidatura a un municipio importante del estado de Chihuahua?
La guerra contra el reparto de candidaturas al más viejo estilo priista va en serio. Lo curioso del caso es que ahora, esa parte de los simpatizantes de la 4T depende de lo que decidan organismos como el INE o el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, cuya imparcialidad siempre pusieron en duda.
¡Cómo da vueltas la vida!
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Difícil entender, a veces, las decisiones que se toman a nivel cupular y que luego las hacen pasar como votaciones colegiadas por consenso.
Tal es el caso de la elección del exmuchas veces candidato Javier González Mocken para presidir la Comisión Estatal de Derechos Humanos, la CEDH.
Está difícil entenderlo, en verdad, porque está del todo claro que el señor no califica para ese cargo, sencillamente, porque, ni tiene experiencia documentada de cinco años en trabajos de defensa y promoción de los derechos humanos, ni está exento de identificaciones partidistas.
¡Cómo lo va a estar, si ha sido candidato por tres partidos distintos en un lapso de 11 años!
Esto, por no hablar de la disparidad de género que ha caracterizado la elección del ombudsman chihuahuense, porque siempre han sido varones los agraciados por los hados de la Torre Legislativa.
Lo que llama la atención es que González Mocken inició la administración actual del Gobierno del Estado despachando como secretario de Educación y Deporte, cargo que dejó de manera tan abrupta como sorpresiva allá por diciembre del 2022.
El único motivo que supimos, de manera oficial, fue que se hizo a un lado por motivos de salud. Si el señor está delicado y en proceso de recuperación, ¿cómo lo mandan a encabezar un organismo que implica un desgaste mayúsculo y que implica soportar presiones de todo tipo?
Para darnos una idea: en lo que va de la actual administración, la CEDH ha emitido 165 recomendaciones, algunas de ellas sumamente duras y dirigidas a instancias del mismo Gobierno estatal.
Así que, pues tampoco se le entiende a la mayoría prianista, cómo es que elijen a un presidente impugnado y delicado de salud para una tarea tan importante.
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Enterados del chisme –y quienes, además, son buenos de chismosos– nos platicaron que el exsuperrepresentante de la 4T en Chihuahua, Juan Carlos Loera, se ha vuelto un auténtico “innombrable” en la delegación de la Secretaría del Bienestar.
¡Qué cosas! Apenas si puso un pie fuera para irse a buscar el escaño en el Senado de la República cuando, diría la canción, “la puerta se cerró detrás de ti”.
Empleados que trabajaron con Loera prácticamente desde el 2021, cuando llegó a ese cargo, ahora hacen como que ni lo conocen.
Vaya, incluso algunos que casi le suplicaron y se le colgaron de la pierna para que les diera chamba, ya no quieren ni voltear a verlo. ¡Y eso que es el candidato del partido oficial!
Los “comunicativos” que nos vinieron con el dato nos cuentan que la paranoia antiLoera llega a tal grado, que hasta les tienen prohibido darles “likes” a las publicaciones que hace en sus redes sociales.
A esos grados anda la cacería de Loeras, por no decir brujas. Ojalá así fueran para detectar problemas sociales y para ir a atenderlos de inmediato, pero no, lo suyo de estas gentes que despachan en los organismos de Gobierno, es la grilla.
El ahora candidato la tiene difícil, pues va en segunda fórmula, detrás de Andrea Chávez, por lo que necesita ganar la elección para el Senado de la República, o de lo contrario, se quedará como el perro de las dos tortas.
Como es sabido, al Senado entran las dos fórmulas –dos candidatos, pues– del partido o coalición ganadora y una del que quedó segundas.
Si Morena y aliados no ganan, quien entraría sería Andrea, y no Juan Carlos. Y pues, con esos amiguitos que dejó en Bienestar, a ver cómo le va con el “segundo piso” de la 4T.