Aguas, de veras, aguas. Si tiene contrato con la Junta de Agua de cualquier municipio que nos diga, póngase listas o listos madres y padres santos, porque andan hechos una furia subiendo los numeritos de la cantidad a pagar.

¿Cómo, si no se ha autorizado un incremento a la tarifa? Se pasan de bárbaros. Ese no es problema, las huestes de Mario Mata, presidente de la Junta Central de Agua y Saneamiento, no tienen el menor problema para encontrarle el modito de hincarle el diente al pobre usuario.

Lo que le contaron ayer a esta Doña (con mayúscula) comunicativa está sucediendo con frecuencia, más de la que debería.

Resulta que una “doña”, igual que esta escribidora, trabajadora de doble y triple jornada, que hace todo tipo de maromas y malabares para que le alcance el gasto de la quincena, se encontró con que su recibo mensual subió, de 200 a 420 pesos de un mes a otro, ¡válgame la Virgen Santa!

¿Qué cómo pasó? se preguntaba nuestra comunicativa doña. Fácil (déjenme les explico), la JMAS de Chiwas le halló el modo para subirle la cantidad a pagar: le cobró la cuota “mínima” (si esa es la mínima ¡Cómo estará la máxima!) porque el personal de la Junta no había podido leer el medidor.

¿Y yo por qué? Preguntaba nuestra amiga, parafraseando al tristemente célebre presidente Fox. La respuesta que le dieron estaba para reírse a diente suelto o para romper en llanto: que dizque porque había una camioneta estacionada justo encima de su medidor. ¡Válgame la Virgen Santa! (otra vez).

O esa camioneta era invisible solo para la usuaria quejosa, o es producto de la imaginación del lector. O más bien, es la forma absurda que ha encontrado las JMAS para aumentar sus ingresos sin pagar el costo político de subirle a la tarifa, a eso me suena, verdad de Dios.

Ni que tuviera una planta embotelladora. Bueno no, si embotellara refrescos se la darían más barata.

Nos dicen lenguas maloras, pero bien informadas, que ese tipo de trucos se van a multiplicar durante este año en diversos frentes de cobranza del Gobierno del Estado, y pues estimado lector, que Jesuscristo Sacramentado nos agarre confesados.

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En medio de su tragedia, Mya logra lo imposible. La desgracia que le provocó su recontradesgraciado novio a la jovencita Mya ya movió corazones y conciencias en el Congreso del Estado, al grado que todos los grupos, al unísono, se sumaron para pedir una reforma que acabe con la puerta giratoria que le regala la libertad a violentos agresores y abusones menores de edad.

Ayer, la diputada Margarita Blackaller (sí, la misma de la que le hablamos aquí, la que trae chofer-guarura) presentó una iniciativa para reformar el artículo 75 del Código Penal del Estado, para meterle más dientes y uñas a los castigos que se les impongan a quien se le levante la mano a una mujer, sea menor o adulta.

Bueno el dato, pero el “quid” de la iniciativa está en la derogación del párrafo séptimo del artículo 145 de la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia para Adolescentes, el que le enseña la puerta de salida de la cárcel a los menores infractores, incluso a los que hincan la navaja en la espalda de su novia, como es el caso del cavernícola que agredió a Mya.

¡Habrase visto! La propuesta de la panista Blackaller, a nombre de todo su grupo, generó la suma y el apoyo de las bancadas del PRI y de Morena, lo que no habíamos visto al menos en esta diputación permanente. Al menos algo bueno tendría que surgir de esta horrorosa situación.

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A temblar con eso de los jovencitos metidos a delincuentes de alta peligrosidad. El tema que denunció esta indiscreta columna ya preocupó a la gobernadora Maru, en persona, y nos dice, hasta dio instrucciones para que se inicie una investigación, como para tapar el pozo antes de que se ahogue el niño.

Y no cualquier niño: se trata de evitar que niños y jovencitos de municipios serranos y no alejados del pavimento ingresen al lado oscuro de la delincuencia organizada.

Signos de que eso está sucediendo los hay, pero como que no le habían puesto mucha atención hasta que aparecieron grupos grandes de menores de edad enrolados en alguna organización delictiva.

A esta Doña le aseguran que la gobernadora ya ordenó una investigación y que se va a actuar cuanto antes. Más vale que así sea.

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Eso de que al presidente AMLO le guste el beis le hace un flaco favor al deporte favorito de los parralenses, porque los que le tienen fobia al líder de la 4T no dejan ir la ocasión de darle con un bate al “Rey de los deportes”.

“Faltando medicinas para niños con cáncer, los populistas sádicos prefieren gastar los recursos en estadios de beisbol”, dijo ayer el diputado “naranja” en la sesión de la Diputación Permanente.

Habrá que ver si realmente hay “cero pesos” para medicinas contra el cáncer, pero así a “guante volteado”, como dicen en llano, como que la queja del acérrimo crítico del obradorismo llegó un poco tarde, porque el que se gastó dinerales en estadios de beis, al menos en Chihuahua, fue el gobernador Patricio Martínez, y ni quién le dijera nada. Lo mismo pasó con César Duarte.

Cientos de millones de pesos para construir estadios que se la pasan cerrados la mayor parte del año, porque el Estatal de Beisbol dura unos cuantos meses durante el verano. Lástima que en aquellos entonces no cabalgaba don “Pancho Pistolas” en las praderas del Congreso.