“Un día después de mañana” todos los involucrados en los sucesos terroríficos del 8 de marzo solo aciertan a decir “yo no fui, fue aquél”. De ahí no se mueven. No hay una lectura acrítica de la forma como se imparte la justicia en Chihuahua y en el país, que es a final de cuentas lo que detonó este y otros momentos de hartazgo contra las autoridades porque aquí cada quién hace lo que le viene en gana.

Las organizaciones convocantes no aciertan a establecer una forma de expresar su más que justificado enojo y sus bien fundamentados reclamos sin que se les cuele por la puerta de atrás la consabida bola de provocadores y revienta-movimientos que nada tienen de común con las demandas de los grupos manifestantes.

Ayer lo pudimos ver y ahí están las redes sociales repletas de imágenes donde se pueden apreciar a mujeres manifestantes, muchas de ellas haciendo pintas o tratando de abrir a patadas la puerta del Palacio de Gobierno. Muchas, sí, pero ni de cerca eran la mayoría de la enorme multitud que acudió a la convocatoria de protestar contra la violencia de género.

Los partidos políticos ahora no saben dónde meterse porque los unos han culpado a los otros de unos hechos que le dieron la vuelta al mundo y no precisamente para invitar a los turistas a visitar nuestro hermoso estado. Las flamas saliendo de las ventanas de la sede del Gobierno no le dan buenas señales ni al que está a distancia en espera de las de humo.

Pero el que acaso está más entrampado es el Gobierno, los gobiernos, pues. Hasta este jueves en la tarde todavía se hacían cuestionamientos de si se actuó a tiempo, si ya se necesita el uso de la fuerza o si, de plano, hay que cancelar el uso de los gases lacrimógenos para dispersar a las multitudes.

Lo malo es que, a estas horas, a nadie se le ha ocurrido ver de dónde sacan recursos para mejorar la impartición de justicia y dar satisfacción a las miles de mujeres que van por la vida arrastrando una honda pena por haber sido víctimas de la violencia de género.

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Los tiempos cuando priistas y panistas se culpaban mutuamente de las desgracias que ocurrían en el país ha quedado en el olvido, ¡pero en serio!

Al panismo orgánico le ha dado por hacerle menciones honrosas a exgobernadores priistas—al tiempo que borra de su memoria a los dos panistas que han tenido en Chihuahua—y hasta presentarlos como próceres de la democracia y el desarrollo ¿qué no eran defraudadores que “empezaron robándose los votos y terminaron robándose la lana”?

Ayer, el alcalde Marquitos Bonilla se sacó la puntada de invitar al exalcalde de Chihuahua, Gustavo Ramos Becerra, a hacer un recorrido de supervisión a la obra que se trae su gobierno en el muy congestionado bulevar José Fuentes Mares, una de las principales vías para salir de la ciudad hacia el sur.

¿Cómo para qué? Si era por correrle la cortesía, adelante, se vale. Que vivan los buenos términos, pero ¿y por qué no a Carlos Borruel, a Juan Blanco o a Álvaro Madero? Todos ellos, exalcaldes, todos por el PAN.

Acaso sería por correrle la atención y recordarle a Ramos Becerra que le dio una buena “chainiada” cuando conectó esa parte de la ciudad con la zona poniente a través de la vialidad Chepe.

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Lo dicho en esta miromitera columna: Francisco “Panchito” González Arredondo saldría libre en cuanto el caso llegara a los terrenos federales. Así pasó: ayer, a eso del mediodía, el juez federal Vladimir Véjar Gómez no tardó ni un suspiro en dejarlo salir a su casa para que ahí enfrente el juicio por presuntos actos de tortura en contra de un testigo acusado de participar en los desvíos multimillonarios de la administración duartista.

Ya se lo habíamos dicho que con Manero no hay manera de que alguien caiga o se quede en la cárcel y así fue: el acusado por la FGR salió por la puerta de enfrente.

Sin embargo, fuentes allegadas al caso nos confirmaron que pronto le regalarán una nueva orden de aprehensión, ahora por extorsión, y ahí no habrá atracción federal que valga.

Está claro que, para el gobierno actual, el que solía ser el “juez caza-corruptos” es la razón de Estado. Es algo así como los duartistas para Corral o Rosario Robles para AMLO. Lo quieren dentro de prisión, sí o sí.

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Los resultados de la encuesta Polis.Mx muestra que no hay novedad en el frente de batalla electoral, por el momento.

Al menos en la parte alta se mantienen las cosas como estaban: la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum lleva una cómoda delantera de casi nueve puntos sobre el canciller Marcelo Ebrard.

Detrás de ellos, ya de retirado los sigue el secretario Marlboro, Adán Augusto López. Hasta ese punto, la tabla sigue como desde hace meses. Tres morenistas al frente y muy lejos de los demás.

Lo que llama la atención es cómo se ha estado moviendo la mitad de la tabla e incluso la parte baja.

Lilly Téllez ascendió al cuarto lugar y con ello se coloca como la candidata de la alianza PRIAN-PRD mejor posicionada. Casi a la par se ve el excandidato presidencial Ricardo Anaya y hasta el sexto lugar bajaron al sin partido Luis Donaldo Colosio Riojas.

En la parte baja, Santiago Creel, que hasta hace poco andaba en los cuartos lugares, ahora se fue hasta el séptimo, con Gerardo Fernández Noroña, del PT y Ricardo Monreal, de Morena (¿en serio?) a pocos puntos de distancia.

La lista la completa el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila.  A menos que pase algo realmente inusitado, como que el Cruz Azul salga campeón o que “salitre” del barrio se saque la lotería, difícilmente habrá nuevos nombres. Eso vale para quienes siguen metiendo dinero y apoyo bueno al malo tratando de emparejarse en una carrera a la que solo llegarán dos, si acaso tres.