A últimas fechas se ha puesto de moda hablar de “violencia política de género”, sobre todo, para usarla como mazo de castigo en contra de quienes se pongan marruscos con el poder y así dejarlos fuera de contiendas electorales.
¿Les suena el caso? Ya sabemos que el actual coordinador parlamentario de Morena, Cuauhtémoc Estrada, está con el alma en vilo porque peligra su candidatura a la reelección por el distrito VIII con cabecera en Juárez, tras la denuncia que en su contra puso la presidenta del Congreso, Adriana Terrazas Porras.
Lo bueno es que son compañeros de partido “y de sector”. ¡Ah, pero qué pesado se llevan esos de la 4T!
Si los dichos y hechos del diputado morenista equivalen a violencia política de género, habría que buscarle calificativo a la negativa del Congreso del Estado a elegir a una mujer para que ocupe la Presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, la CEDH.
Porque, vale recordarlo, ese organismo, creado en tiempos del gobernador Fernando Baeza, allá en el inicio de los 90, solo ha tenido presidentes y no presidentas.
Como si no hubiera mujeres valerosas en Chihuahua, con una amplia y bien cultivada carrera en el ámbito de la defensa de los derechos de las personas.
Lo anterior viene al caso por el “sofocón” que le propinaron a la aspirante Karla Ivette Gutiérrez Isla para avisarle que ella no será la próxima encargada de la CEDH en Chihuahua.
¿Por qué? Que porque está “sobrecalificada”. Entonces, si alguien tiene blasones de más, le echan para afuera de la competencia, no vaya a ser que le gane al resto.
A ver si les entendimos: es como decirle a la tenista Serena Williams que no puede jugar el abierto de Wimbledon porque ya tiene muchos trofeos. ¡Qué tal si se lleva otro a su casa!
Karla Gutiérrez ha sido antes la visitadora de la CEDH en Chihuahua, cargo que desempeñó por varios años, hasta que se apuntó para competir por la presidencia de dicho organismo, allá en el 2019, cuando se preparaba el relevo de José Luis Armendáriz.
Las agujas de la brújula política no apuntaron hacia ella y sí en favor de Néstor Armendáriz, el actual presidente, quien, como es bien sabido, no le cae en gracia a la gente del Palacio.
Anteriormente, había sido subdelegada del Instituto Nacional de Migración, directora jurídica del Instituto Estatal Electoral, y funcionaria del Instituto Chihuahuense de Transparencia.
Al momento de inscribirse para buscar la presidencia de la CEDH, era coordinadora Zona Norte del Registro Civil, con sede en Ciudad Juárez.
Buena hoja de servicio, ni quién lo dude, pero eso obra ahora en su contra, según nos cuentan quienes se saben al dedillo cómo anda la contienda por ese cargo. Por raro que parezca, así van las cosas en esa competencia.
Habrase visto: sacar de la competencia a alguien por estar “sobrecalificada” y empujar a otro que en su vida han trabajado en esa difícil labor que es la defensa de los derechos humanos.
¿No cuenta eso como violencia política de género?
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La situación en la que se encuentra una centena de trabajadores de la salud que ahora están casi cesantes se parece mucho al título de la novela del escritor ruso Fiódor Dostoyevski: están “humillados y ofendidos”.
Y es que empezaron la semana de Pascua con la noticia de que ya no tenían chamba, porque se acabó el programa –o algo así– de donde salía el recurso para pagarles.
El asunto está de verdad como para ponerse a llorar, gritar o querer golpear a alguien de cualquier instancia de Gobierno, ya que los afectados quedaron en medio de una disputa política entre las instancias federal y estatal en materia de salud, lo cual ahora los ha dejado en una especie de limbo laboral.
Enterados del tema nos comentaron que los ahora cesantes eran trabajadores de Servicios Estatales de Salud, el SES, órgano del Gobierno del Estado, pero, nominalmente, pertenecían al Instituto de Salud para el Bienestar, el Insabi.
Sin embargo, al desaparecer este programa y convertirse en el dichoso IMSS Bienestar, se quedaron en la “dimensión desconocida” laboral, porque trabajaban para un organismo, como el SES, que no los tiene en su nómina, y cobraban en otro que dejó de existir.
¡Bonito embrollo se aventaron estos 4Ts y los administradores del sistema estatal de salud!
Como es bien sabido, el Gobierno del Estado no aceptó adherirse al mentado IMSS Bienestar y, por lo tanto, tampoco recibirá recursos para pagarle a los trabajadores de la salud que quedaron en medio de ese acuerdo mal logrado.
Fue por eso que, en la mañana de este lunes, recibieron la noticia de que ya no trabajaban más en un instituto que, como el Insabi, ya ni existe, ni en el otro, SES, que los tenía pero no les pagaba. ¿Alguien le entiende a esta maraña?
Lo peor del caso es que era personal médico que atendía pequeñas clínicas ubicadas en zonas rurales del estado, donde la atención a la salud es muy escasa y ya de por sí tenía graves carencias de todo tipo.
La cosa se puso peor ahora, porque ya ni médicos ni personal de apoyo tienen.
Entendidos del caso nos comentan que esos afectados en realidad son damnificados de la disputa que se trae la 4T y los Gobiernos estatales que no se quisieron adherir al IMSS Bienestar.
Son varios: Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Jalisco, Querétaro y Yucatán. ¿Qué tienen en común? Que son entidades gobernadas por colores distintos a los de Morena.
No son, entonces, solo los de Chihuahua, sino cientos de trabajadores de la salud que, por lo menos en esos estados, se quedaron hoy chiflando en la loma, sin chamba y sin nadie a quién reclamarle.
Sólo en México vemos esto.
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El asunto de la sequía se pone cada vez más grave en todo el país, y en Chihuahua más, todavía.
El informe publicado por la Comisión Nacional del Agua –la Conagua– en su “Monitor de Sequía en México (MSM)” nos muestra que estamos, literalmente, al rojo vivo en el mapa de las regiones afectadas por la bajísima precipitación en los últimos meses.
A saber: el MSM ilustra los niveles de sequía con colores que, de alguna manera, reflejan la intensidad del problema: amarillo, para lo que se clasifica como “Anormalmente Seco”, o sea, más o menos; beige, para la “Sequía Moderada”, léase “no tan peor”; ámbar, para “Sequía Severa”, que ya es para preocupar a cualquiera.
Los tonos más intensos los dejaron para los casos de auténtica alarma: rojo para “Sequía Extrema” y púrpura para “Sequía Excepcional”, que es el peor de los escenarios.
Pues bien, el mapa de Chihuahua se encuentra coloreado de tonos intensos, con 33 municipios en púrpura y 30 más en rojo.
Según la clasificación del MSM, los que están en tono más intenso, o sea, en la condición más grave, sufren “Pérdidas excepcionales y generalizadas de cultivos o pastos, riesgo excepcional de incendios, escasez total de agua en embalses, arroyos y pozos, es probable una situación de emergencia debido a la ausencia de agua”.
¿Así o más terrible el panorama?
Luego, los 30 que están poquito menos mal –pero muy poquito– sufren por “Pérdidas mayores en cultivos y pastos, el riesgo de incendios forestales es extremo, se generalizan las restricciones en el uso del agua debido a su escasez”.
Parece que el destino ya nos alcanzó, porque solo cuatro municipios, están en color beige, o sea, con “Probables pérdidas en cultivos o pastos, alto riesgo de incendios, es común la escasez de agua, se deben imponer restricciones en el uso del agua”.
Chihuahua, segundo municipio más poblado, está en “Sequía excepcional”, mientras que Juárez, el que más habitantes tiene, está en “Sequía extrema”.
Y eso que la temporada de calor apenas comienza.
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La Presidencia Municipal de Chihuahua se aventó la puntada de no registrar los pagos de Impuesto Predial que se hicieron en línea durante el día miércoles 27 de marzo de los corrientes, o sea, el último día de trabajo antes de que se fueran todos de vacaciones de Semana Mayor.
Como lo leen: quienes intentaron cubrir esa obligación fiscal a través de los servicios de banca en línea, se quedaron con la idea de que ya habían cubierto su adeudo y colorín colorado.
Nada de eso: este lunes, día primero de abril, las cuentas de quienes usaron los medios electrónicos para pagar amanecieron todavía en condición de no pago y, por tanto, ya les subieron la cuenta, porque ya estamos en el cuarto mes del año.
Hasta los oídos de esta comunicativa columna llegó la queja de contribuyentes que intentaron el pago el miércoles pasado, su banco respectivo les hizo el cargo a la cuenta, pero el Municipio no lo registró.
¡Fíjate qué suave! Ahora, esos contribuyentes, que en estricto sentido cubrieron su adeudo en tiempo y forma, ahora tendrán qué rascarle más a la cartera, porque la cuenta ya subió.
Lo exasperante del caso, para estos deudores, es que en el Municipio les dieron todo tipo de explicaciones, pero ninguna que concuerde con el más elemental sentido común.
Entre otras, les dijeron que, como el jueves 28 era “inhábil”, y el depósito se refleja hasta un día después, entonces no apareció sino hasta el lunes 1 de abril.
Si el jueves no se presentó nadie a trabajar en la Presidencia Municipal, no es problema del deudor, sino del acreedor, podríamos decirle.
Peor aún: para la Ley Federal del Trabajo, los días llamados “Santos”, o sea, jueves y viernes de la Semana Mayor, no son feriados y, por lo tanto, deberían tener al menos una guardia que preste atención a los usuarios.
¿Esto qué significa? Que el deudor pagará unos cientos de pesos de más, mismos que se embolsará el Gobierno que encabeza Marquito Bonilla. ¡Mira qué songo que salió este alcalde-candidato!