El exgobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, salió presuroso a aclarar que ni tiene relación con la campaña de la precandidata Claudia Sheinbaum, ni mucho menos aspira o tiene ofertas para ser el próximo Fiscal General de la República, cargo que actualmente ocupa Alejandro Gertz Manero.
La “aclaración”, por decirlo de alguna manera, la hizo el propio Corral en respuesta a un artículo escrito por el editorialista Claudio Ochoa, quien aseguró, datos más, datos menos, que el político chihuahuense ya estaba enrolado en el “claudismo” y apuntaba para ocupar un cargo de primerísimo orden en el gabinete de la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México. Eso, claro está, si gana la presidencial del 2024.
Ni tardo ni perezoso—ese rasgo que tanto le endilgan sus adversarios—, expone en primer lugar que no le va el término “prianista”, porque desde un principio se opuso a la alianza entre el PAN y el PRI.
“Siendo miembro del consejo nacional en el 2020, fui uno de los 7 miembros que votamos en contra de esa decisión. Por eso jamás contribuiré al regreso del PRIAN institucionalizado”, dijo en su mensaje de “X”, antes Twitter.
Pero pasadas las aclaraciones, las respuestas y las bravatas al autor de tamaña “volada” en torno al político convertido en librero, lo que llama la atención es su postura ante la campaña electoral que ya está en marcha, donde las dos candidaturas más importantes son: la de Morena y aliados, y la del Frente Amplio por México.
“…son públicas mis opiniones sobre Claudia Sheinbaum y sobre Xóchitl Galvez. He expresado mi respeto y simpatía por Claudia desde hace tiempo”.
Luego, se desmarca de Xóchitl por “dignidad propia” y porque no aprueba una candidatura del PRIAN. “…me desmarqué de apoyarla porque solo será un instrumento del PRIAN y por dignidad propia!, pues para quedar bien con los corruptos del PRI no hizo otra cosa en chihuahua que descalificarme”.
Y aunque aclaró que no tienen ningún compromiso con Claudia, tampoco le dio el portazo: “…llegado ese momento tomaré mi propia definición, sobre la forma de participar o no, o simplemente de apoyar o no, y compartiré motivos o razones.
Ahí está para quien lo quiera entender. Son los dichos de un animal político que difícilmente se resistirá a participar en la elección más grande, trascendental y controvertida de la historia reciente del país.
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A la secretaria de Cultura de Gobierno del Estado, Alejandra Enríquez, le llovió en su milpita. En un tercer round con gran parte de la comunidad cultural, principalmente la de Ciudad Juárez, le volvieron a pegar su buena zarandeada.
Parece no querer aprender de sus pasados resbalones, o no conocer lo contestatarios que son los creadores artísticos cuando se les pretende ningunear.
Todavía no se sentaba Alejandra en la silla de Cultura, cuando se armó la revolución por el proyecto de reingeniería administrativa que pretendía quitarle el rango de Secretaría y fusionarla con Educación, con su respectivo moche presupuestal, además de operativo.
Fue la comunidad de creadores juarenses la primera que protestó y luego de que escalaron las críticas ante la medida que se consideró regresiva en materia de derechos culturales, la gobernadora Maru Campos dio marcha atrás.
A Alejandra se le abrió otro frente de guerra apenas el año pasado, con la parte más crítica de la comunidad cultural por la forma en que Gobierno del Estado y Municipio de Chihuahua destinaron (micha y micha) 34.8 millones de pesos para presentar en El Palomar 12 funciones de la obra musical “La golondrina y su príncipe”.
Esa polémica inversión pública se conjuntó con la cancelación del Festival Internacional Chihuahua. Se supone que apenas andaba este año la secretaria Enríquez, en plan de enmendar las cosas y de trabajar de la mano de los creadores artísticos y culturales, cuando se le hizo bolas el engrudo con la Muestra Estatal de Teatro.
Tenía que ser en Juárez y aquí se dio la protesta simbólica, justo en la clausura de la Muestra. Se suponía que para resarcir lo que se le debe a esta frontera se concentraron aquí las presentaciones de todas las compañías de teatro seleccionadas, pero sin los apoyos presupuestales, logísticos y de promoción necesarios.
En el teatro Víctor Hugo Rascón Banda del Centro Cultural Paso del Norte dejaron constancia de su inconformidad al subir al escenario con pancartas y leer un duro posicionamiento.
“Responsabilizamos de forma directa a la secretaria de Cultura del Estado, Alejandra Enríquez, por el desprecio, por su falta de atención de respeto a nuestro trabajo, limitando los derechos culturales de la población en general que de otro modo podría verse beneficiada con el desarrollo de la Muestra”, destacaron en su protesta.
“¡Esta Muestra es una burla!”, destacaron los representantes de distintas compañías que se quejaron porque la falta de difusión generó teatros vacíos.
Se suponía que para apoyar el trabajo de los 16 grupos que participaron en la muestra, el Gobierno del Estado destinó un millón de pesos (nada qué ver con los más de 17 millones estatales para “La golondrina y su príncipe”), aunque los representantes dijeron que ni ese recurso vieron, por lo limitado de los apoyos.
Por cierto, la protesta se realizó en un Centro Cultural donde están a la vista de todos, la falta de mantenimiento y la carencia de equipo.
A ver con qué salen el próximo año para el Festival Internacional Chihuahua. Prometen que lo van a revivir. Ojalá y que para entonces no haya otro motivo de protesta.
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El presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que visitará, otra vez, la región comprendida entre Guadalupe y Calvo, Chihuahua y Badiraguato, Sinaloa, ahora sí, para inaugurar la tan anunciada, llevada y traída carretera que unirá a ambas poblaciones, y a los dos estados.
Durante la mañanera de este 20 de septiembre, dijo el mandatario que irá a inaugurar esa carretera “para que tengan los adversarios nota”.
Se refería a la ocasión cuando, en su tercera visita a ese poblado sinaloense, saludó y tuvo una breve entrevista con María Consuelo Loera, madre del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán.
En total, el presidente AMLO ha hecho cuatro visitas para supervisar el avance de una carretera que, según información oficial, mide 140 km, a la cual se le invirtieron dos mil 289 millones de pesos de recursos federales y otros 413 millones de fondos estatales.
El 27 de mayo del 2022, realizó una gira por Guadalupe y Calvo, donde anunció que la carretera estaría lista para finales de ese mismo año. Aquel anuncio se hizo en una ceremonia en la que estuvo presente la gobernadora María Eugenia Campos Galván, donde se dijo que la obra ya tenía más del 90% de avance.
Sin embargo, ya estamos en septiembre del 2023 y apenas la van a inaugurar, o al menos eso anunció. Está por verse.
El anuncio de la inauguración de una carretera que acerque a Chihuahua con el costero estado de Sinaloa es una noticia relevante, por sí sola. Según diversos medios especializados en termas camineros, la distancia entre la capital y la ciudad sinaloense se recorrería en 12 horas.
Sin embargo, lo que ha llamado la atención es la frecuente visita del presidente a una obra que por extensión y por tamaño de la inversión no es ni de cerca una de las más importantes de su gestión.
Diversos analistas han subrayado el hecho de que Badiraguato tierra natal de varios de los narcotraficantes más afamados—por decir lo menos—del país, como el ya mencionado “Chapo” Guzmán o Rafael Caro Quintero.
Para el especialista en temas de narcotráfico, José Reveles, la frecuente visita del presidente a ese punto del mapa ha llamado la atención de diversos, especialmente, porque se trata de un sitio a donde ningún presidente había ido.
Sin embargo, agrega, “la presencia presidencial remueve muchísimas cosas e incluso la suspicacia sugiriendo que va a pactar algo, no dicen con quién”.
La suspicacia seguirá ahí pero, por lo pronto, a los chihuahuenses y a los sinaloenses nos importa sobre todas las cosas que se “pacte”, de una vez por todas, la conclusión de una carretera que ha estado proyectada desde hace muchos, muchos años.
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La Rotonda de los Ilustres está cayéndose a pedacitos, literalmente hablando.
Es el sitio donde descansan los restos de personas que fueron trascendentales para la vida del estado e incluso del país, no solo está abandonado y cerrado al público, sino que ya tiene muestras de deterioro severo y un probable daño estructural.
Ubicada bajo la “Columna del ángel”, el monumento más elevado de cuantos hay en el centro de la ciudad, la rotonda ha permanecido cerrada desde hace años, nos dicen, por los serios problemas de ingeniería que tiene y por el insufrible olor a humedad que se siente en cuanto se ingresa al lugar.
Encargados del mantenimiento—el poco que se le da—nos dicen que hay filtraciones de humedad que vienen desde los jardines de la columna del ángel, causadas por una deficiente construcción en la que no se contempló la aplicación de selladores para evitar, precisamente, la infiltración hacia el subterráneo.
En ese lugar “descansan” 16 personas ilustres de Chihuahua, todos ellos hombres, muchos de ellos—como es el caso del cadete Agustín Melgar—solo están presentes mediante la placa alusiva a su nombre.
Los pocos restos de esos ilustres se encontraban en otra rotonda que se ubicada en la ciudad deportiva de la capital, pero fueron trasladados de ese sitio en el año 2003 para colocarlos en el nuevo recinto, ese del que hablamos, que está ahora en peligro de venirse abajo.
Pobres ilustres, nada más los traen del tingo al tango. Mejor los hubieran dejado descansar en paz allá en la Deportiva.