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Fotografía: Javier Kuramura

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Dañar a los cerros es atentar contra la sagrada naturaleza

Marisol Jara del colectivo Hijas de la Tierra señala que construcción de fraccionamientos clasistas ataca el sustento y el territorio para vivir

Por Javier Kuramura |

Dañar el entorno ambiental, como lo están haciendo las constructoras de fraccionamientos con los cerros que bordean la ciudad, es atentar contra la naturaleza, aseguró Marisol Jara del colectivo Hijas de la Tierra.

“La tierra es algo sagrado para nosotros, por el hecho de que es la que nos sustenta, la que nos da el alimento, el territorio en sí para vivir. Que estos fraccionamientos, de los cuales no tenemos la certeza de que sean legales porque están destruyendo estas áreas sin una autorización de Semarnat, nos afectará directamente en lo individual y en lo colectivo”, advirtió la ambientalista.

Ahora que surgieron los proyectos de construir casas en la considerada zona forestal de Chihuahua, Jara manifestó que con ello está clara la división de clases sociales entre los capitalinos.

“Eso es algo muy evidente de cómo está zonificada la ciudad, como en la parte norte y al poniente existen todas estas construcciones de carácter privado y, al sur, queda el sector público. Es muy evidente y cualquiera puede ver que sí existe esa zonificación clasista”, destacó la dirigente de este colectivo.

Hijas de la Tierra promueve el tejido social entre mujeres a través del amor a la naturaleza: “hacia nuestro territorio, a nuestras aguas, nuestros ríos, lagunas y en sí a nuestro entorno; intentamos unificarnos como mujeres y estar conscientes de que la naturaleza representa algo fundamental para nuestras vidas”, expresó Marisol Jara.

Por esa razón se unieron con otros colectivos (Salvemos los Cerros, Keyah, Reforestemos, Súperhumanos, Movimiento Canábico, Viendo por el Futuro) para formar el Pacto Socio Ambiental por Chihuahua y despertar la conciencia medioambiental entre la sociedad chihuahuense.

Jara señaló que con el puro desmonte que las inmobiliarias le producen a las colinas, arrasan con toda su vegetación “y ni siquiera se fijan si hay alguna especie protegida ni siquiera se preocupan por proteger los tipos de flora y de fauna que son endémicas y eso tiene un impacto muy profundo”.

Por eso, resaltó la importancia de hacer difusión de lo que ocurre en la ciudad, “porque hay gente que no se entera de lo que pasa y tiene que ver con la educación ambiental. Hay gente que a través de actividades, como el senderismo empiezan a amar sus cerros y sus ríos que siempre han estado ahí, pero que nada más acudían para vacacionar y no como algo para proteger, amar y cuidar”.

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