El Estado deberá impulsar fuertemente políticas que deriven en programas para lograr una alimentación nutritiva, con base a las necesidades poblacionales, esta dinámica será establecida en una nueva reforma a la Ley Estatal de Salud, advirtió Omar Bazán Flores..
El diputado del Partido Revolucionario Institucional dijo que deben proponer acciones para reducir la malnutrición y promover el consumo de alimentos adecuados a las necesidades nutricionales de la población.
Esto en consideración de que ciertos alimentos representan un riesgo potencial para la salud, agregó el priista.
Dijo que la propuesta es reformar la Ley Estatal de Salud, a fin de que se adicione una fracción XI en el Artículo 185.
La malnutrición es un problema con varias facetas que abarca tanto la desnutrición como la sobrealimentación.
Ambos extremos de la malnutrición presentan desafíos significativos para la salud pública y requieren intervenciones específicas y bien planificadas, señaló Bazán Flores.
“Proponemos que haya evaluaciones nutricionales regulares para identificar deficiencias y excesos, y diseñar estrategias que aborden estas cuestiones de manera efectiva. Por ejemplo, en comunidades donde la desnutrición es prevalente, los programas pueden centrarse en la fortificación de alimentos básicos con vitaminas y minerales esenciales, así como en la distribución de suplementos nutricionales a grupos vulnerables como niños y mujeres embarazadas”.
La educación nutricional es un componente clave de estos programas. Promover una alimentación saludable no solo implica proporcionar acceso a alimentos nutritivos, sino también educar a la población sobre la importancia de una dieta equilibrada y los riesgos asociados con el consumo de alimentos poco saludables, advirtió.
Campañas de sensibilización, talleres y programas educativos en escuelas y comunidades pueden ayudar a inculcar hábitos alimentarios saludables desde una edad temprana.
“La educación nutricional debe ser continua y adaptada a las características culturales y socioeconómicas de cada comunidad para ser verdaderamente efectiva”.
Omar Bazán dijo que la participación comunitaria es otro aspecto vital. Involucrar a las comunidades en el diseño y la implementación de programas de nutrición puede aumentar su relevancia y eficacia.
La inversión en nutrición debe ser vista como una prioridad debido a su impacto directo en la salud pública y en el desarrollo económico, enfatizó.
Los costos de la malnutrición, tanto en términos de atención médica como de pérdida de productividad, superan con creces la inversión necesaria para implementar programas de nutrición efectivos.
En conclusión, los programas de nutrición desempeñan un papel crucial en la promoción de la alimentación saludable y en la consideración de las necesidades nutricionales de la población.
Estos programas deben ser integrales, basados en la educación nutricional, la regulación de la calidad de los alimentos y el fomento de la producción local sostenible. La colaboración intersectorial, la participación comunitaria y la financiación adecuada son factores clave para su éxito.
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