Repartiendo actitud positiva en un semáforo es como Mario Alberto, de 38 años de edad, se gana la vida.
Hace tres años sufrió un accidente en motocicleta y para sobrevivir le tuvieron que amputar la pierna derecha.
Cuando todo en la vida le parecía oscuridad surgió la idea y con ella el empuje: “Repartir lo que me invade, dar a los demás energía para sobrellevar la vida si algún impedimento o alguna pena nos agobia”.
Para repartir su positivismo ante la adversidad, Mario Alberto deja sus muletas en la banqueta, se guía con música de rap y utiliza dos palos de malabares para llamar la atención de automovilistas y peatones en el semáforo del cruce de la avenida Juárez y Venustiano Carranza.
Luego deja los palos, recoge sus muletas y con ellas una vez que las levanta hacia el cielo les da vueltas en círculo, simulando la libertad de volar; enseguida, adelanta las prótesis y empuja su musculoso cuerpo para sostenerlo en el aire, baja y agradece con sus manos el buen gesto que le puedan dar sus potenciales filántropos y camina hacia ellos en busca de la reciprocidad económica al repartir su positivismo.
La gente le corresponde y explica por qué le ofrecen una moneda y hasta un billete: “porque se ve que le falta su pierna y necesita ayuda”, simplemente “porque lo necesita” y hay hasta quienes profundizan en el detalle: “hay gente que pide y pide sin necesidad; a él se le ayuda porque no tiene una pierna y es una necesidad, por eso”. Y, “porque pone mucho entusiasmo en lo que hace”.
Y le va bien: “Sale para comer y para mantener a mi esposa y seis hijos. Con la ayuda de Dios y mucha fuerza de voluntad, he salido adelante; también, los sábados y domingos soy recepcionista en un hotel”.