adolescentes

La Fiscalía General del Estado informó que ya fue localizada una de las cuatro menores que fueron reportadas como ausentes tras salir in autorización ayer del Centro Integral Familiar Shammah, A. C., en la ciudad de Chihuahua.

Se trata de la menor identificada como Itzel Bernal Perla, de 15 años de edad.

La Fiscalía General del Estado mantiene las pesquisas para dar con el paradero de Angela Jaqueline Galván Castillo, de 16 años de edad, así como de Damaris García Gabaldón y Maritza Alejandra Girón Pérez, ambas de 15 años de edad.

Si usted tiene información que pueda ayudar a las autoridades para dar con su ubicación, puede comunicarse al número 911 de emergencias y al 089 de Denuncia Anónima.

Cuatro menores fueron reportadas como ausentes tras salir in autorización ayer del Centro Integral Familiar Shammah, A. C., en la ciudad de Chihuahua.

La Fiscalía General del Estado emitió las pesquisas para dar con el paradero de Angela Jaqueline Galván Castillo, de 16 años de edad, así como de Damaris García Gabaldón, Itzel Bernal Perla y Maritza Alejandra Girón Pérez, todas ellas de 15 años de edad.

Si usted tiene información que pueda ayudar a las autoridades para dar con su ubicación, puede comunicarse al número 911 de emergencias y al 089 de Denuncia Anónima.

(mr)

Gracias al programa “Niñas, Niños y Adolescentes a la Educación”, que coordina el policía primero, Jesús Arnoldo Fierro González, de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, cientos de jóvenes que presentaban problemas conductuales y que habían desertado de sus escuelas, han regresado a las aulas o aprendido algún oficio que les apasione para desarrollarse en la vida.

Fue en el año 2016 cuando por iniciativa del “Jefe Fierro”, como lo conocen los adolescentes, surgió este programa, con el objetivo de que aquellos hombres o mujeres que habían dejado sus estudios de secundaria o preparatoria y estaban propensos a caer en conductas irregulares o ilícitas, los retomaran y se reconciliaran con sus familias y su entorno social.

Al ser generalmente durante la niñez y la adolescencia cuando existe mayor propensión a caer en prácticas consideradas como incorrectas, desde la Policía Municipal se promueve la educación como la mejor herramienta para mejorar sus vidas y las relaciones en su entorno comunitario, contribuyendo a ello el Instituto Chihuahuense para la Educación de los Adultos (Ichea), el Instituto de Cultura del Municipio y otras dependencias y escuelas particulares.

El policía instructor y fundador de dicho programa, señala que la finalidad del proceso es concientizar a las y los adolescentes sobre las consecuencias reales que puede haber al cometer una acción inadecuada o ilícita, exhortándolos a alejarse de aquello que es tóxico y que los afecta.

Dentro de las actividades que se realizan como parte de esta readaptación, se incluyen pláticas informativas, terapias psicológicas, actividades deportivas y culturales, impartidas por expertos internos y externos que se han sumado a la loable causa y que han ayudado a un gran número de niñas, niños y adolescentes a mejorar sus condiciones de vida.

Quienes deseen recibir mayor información al respecto para ingresar a hijos o familiares con problemas de conducta, pueden acudir directamente al área de Prevención de la Comandancia Sur, ubicada en la avenida Pacheco, o comunicarse al teléfono 614-219-14-51.

Aunque la adicción a las redes sociales todavía no representa un problema de salud pública en nuestro país, porque el número de casos no es significativo, podría crecer y desbordarse en el futuro si no se pondera correctamente y no se toman las medidas necesarias para prevenirla.

De acuerdo con Hugo Sánchez Castillo, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, una adicción es una conducta compulsiva con una pérdida del control de la tasa limitante que busca lo que produce placer.

“En este sentido, hay adicciones a sustancias químicas como el alcohol, la cocaína, la heroína y las anfetaminas, pero también a ciertas actividades como el juego, el sexo, el trabajo y las redes sociales, entre otras”, añade.

¿Cómo se sabe si un individuo está en riesgo de desarrollar una adicción? Al respecto, el académico responde: “No es uno, sino son varios los signos que permiten establecer esto. Así pues, si alguien interrumpe sus actividades cotidianas para dedicarse exclusivamente a la que le proporciona placer, si no es capaz de alejar ésta de su mente, si muestra desapego hacia otras actividades que antes llevaba a cabo, como practicar algún deporte, ir al cine o leer un libro, si no duerme bien y experimenta una irritabilidad persistente, si baja su rendimiento escolar o laboral, y si comienza a justificar su comportamiento y a tener problemas de interacción social por culpa de él, puede decirse que está cerca de volverse un adicto.”

Por lo que se refiere específicamente a la adicción a las redes sociales, la población en riesgo es la que está integrada, sobre todo, por individuos de 12 a 18 años, es decir, por adolescentes.

“Debido a que su cerebro aún no ha alcanzado la plena madurez, los adolescentes tienen problemas de impulsividad; además, no pueden prever a largo plazo las consecuencias de sus acciones. Esto genera las condiciones idóneas para que corran peligro frente a las adicciones. De ahí que, al principio, con la finalidad de engancharlos, los narcomenudistas les ofrezcan gratis muchas drogas de abuso. En cuanto a las redes sociales, como resultan muy importantes para los adolescentes, éstos también pueden engancharse fácilmente a ellas en una conducta compulsiva.”

Según Sánchez Castillo, para encarar con éxito el reto que implican las redes sociales, la sociedad en su conjunto debe aceptar que, frente a ellas, tiene una corresponsabilidad.

“No podemos satanizarlas porque, per se, no causan adicción. Lo que causa adicción es la interacción entre el sujeto, ellas y el ambiente. Les tenemos miedo a —o hablamos mal de— Facebook, Instagram y TikTok, pero deberíamos pensar que nosotros, como sociedad, somos los que les proporcionamos un celular, una tablet o una computadora a nuestros adolescentes y les permitimos pasar tanto tiempo en esas redes sociales. Si un joven pasa ocho horas al día en Facebook, Instagram y/o TikTok, significa que no ha habido una buena supervisión por parte de quienes están a cargo de él. Hay que darnos cuenta de que el celular, la tablet y la computadora no son niñeras al cuidado de nuestros hijos, y empezar a regular estos dispositivos electrónicos de una manera más clara, porque se ha observado que su uso constante puede desencadenar en los adolescentes cambios en la morfología del cerebro, en los procesos atencionales y en los procesos de toma de decisiones”, abunda.